Cuando abrí la puerta no lo podía creer. Era de una pandería y me traían una torta.
Fui hasta la cocina, abrí el paquete, y sobre la cobertura de chocolate blanco decía: “No me olvides”, abrí la tarjeta y leí: “Te amo, Renata”.
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domingo, octubre 29, 2006
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6 comentarios:
vaya!!! recién me encuentro con tu blog... Te estaré visitando para leerlo con más calma...
Abrazos desde el otro lado de los Andes.
Yo querooooo una torta de chocolate y otra que me diga que me ama...
María o Ross o...
la verdad que Renata se pasó!! es una divina!!!
oye, devereas que el día que a mí me regalaban una torta, la emplasticaba, por que cosas así, a mí no me pasan jamás.
te recontra adoro elvira, creo que nunca te lo había dicho
hermoso detalle!!! que alegria que esto exista.
ah esto de regalar una torta para no olvidar me suena a canibalismo!!! jaja
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