martes, mayo 31, 2005

De a tres

Si bien sé cómo es Melisa, que puede ser directa, a veces hasta muy directa, sé que desde que pasó lo que pasó está como probándome, cómo queriendo saber aún más rápido qué pienso de ciertas cosas. No es que me someta a interrogatorios, pero de la nada aparecen ciertas preguntas. Y claro, no es de la nada, ella ya las debe haber estado rumiando antes.
Esta mañana, mientras desayunábamos, me disparó: ¿Vos estarías con dos mujeres a la vez?
- ¿Cómo?
- Dos mujeres a la vez, vivir con las dos, las tres en un mismo lugar.
- ¿En qué tipo de relación?
- Vamos! en una relación de amantes o pareja de a tres.
Se me secó la garganta a pesar del café.
- No creo. No, para nada. ¿Por qué lo preguntás?
- Y hacer el amor con dos a la vez? Pero sólo por el placer de hacerlo con dos.
- ¿Tipo fantasía?
- Sí.
- Alguna vez pude pensarlo, pero no salía de estar con Sigourney Weaver y Cindy Crawford.
Se río, nos reímos mucho. Pero en el fondo hay un mar de fondo que no deja de estar allí. Y de esa cabecita feroz puedo esperar cualquier cosa.

lunes, mayo 30, 2005

Confianza

Anoche Melisa se quedó a dormir. Además de volver a ver “Bound”, charlamos mucho. Volvimos sobre lo que nos pasó, ya que, si bien yo me mandé la cagada, eso nos afecta a ambas.
Una de las líneas que ella tiró fue cómo me hubiera sentido o qué hubiera hecho yo si decidía no decírselo: “De todas formas fue sólo un polvo, ¿no?”, me dijo.
Sí, fue sólo un polvo, pero no podría guardarme eso. No podría estar con ella tranquilamente. Por eso se lo dije. Me parece que debemos ser sinceras en este punto. Y le dije que con Inés, en su momento, nos habíamos propuesto decirnos si pasaba algo con alguien.
- Yo no sé. No sé si me quiero enterar todas las veces.
- ¿Todas las veces?
- Es un decir. Tampoco sé si yo te lo diría. Salvo que sintiera que con esa persona pasa algo realmente importante y que daría para plantearte la separación.
Me la quedé mirando. Este último pensamiento me hizo sentir un frío en la espalda, pero no se lo dije.
- Me parece, continuó, que es como una tortura mental para la otra persona. Por ejemplo yo, sólo porque confío en vos sigo con vos. No tengo manera de saber si no fuiste y te acostaste de nuevo con esa mina.
- No lo hice.
- Está bien. Pero está bien porque te creo. Podría ser lo contrario.
- Meli, estamos hablando de construir con confianza en la otra.
- Sí, pero cómo volvés a confiar después de eso. La otra se cagó en la confianza, o al menos la resquebrajó.
- Mirá, sería buenísimo que me pudieras decir que ya no confiás en mí, y que querés cortarla por eso. No quiero ni torturarte mentalmente ni que me hagas sentir culpable por toda la eternidad.
- Ves, cazaste el punto: la sinceridad tiene dos caminos: tortura y culpabilidad.
- Creo que la confianza se puede volver a construir. Creo que una se puede dar cuenta que la otra no quiere lastimarla. Que lo que pasó fue nada, comparado con lo que esa persona siente por la otra. Yo te amo, y quiero seguir con vos. Para mí lo otro no fue nada.
- Te creo y lo siento. Pero bueno, creo que necesitamos más tiempo. Más de estar así, o de recuperar la mística de los primeros momentos.

domingo, mayo 29, 2005

Prueba de amor

Domingo de pasta, de ñoquis y de mucha humedad. Amasó Melisa y comimos con los chicos de “La Mariposa”. Ya falta poco para la inauguración.
El ambiente estaba un poco tenso, los chicos no sabían en qué situación estábamos nosotras. Melisa intenta mostrarse de lo más distendida, yo voy intentándolo de a poco. Se nota el sacudón, el reacomodamiento.
Melisa insiste que, como prueba de amor, me haga un piercing: “Así no te olvidarás tan fácilmente de mí”. Yo le digo que ni loca. Ella insiste. Tenés que hacértelo en un pezón, y mientras lo dice me muerde allí mismo: “Dale, así te lo engancho con el de mi lengua”. Nooo. De sólo pensarlo me duele!
Y a partir de allí comenzamos una discusión sobre la validez de las pruebas de amor y qué son en realidad.
Hace un rato se fue a su casa. Vuelve más a la noche. Yo me quedé fumando y sacando unas hojas bien viejas a una planta del patio.
¿Qué es una prueba de amor? ¿Qué hacer con ella? No lo sé, ni lo quiero pensar mucho. En las últimas horas, cada vez que quiero pensar una boludez, me acuerdo de lo que pasó y paso a otra cosa. Quiero la tranquilidad de la construcción, del amor. La quiero.

sábado, mayo 28, 2005

A quienes leen

“Aquí me tienes, hablando de mí; me siento un miserable, y tú, que eres quizá el amigo al que yo he quitado más vendas de los ojos, el amigo que me miraba con menos pudor, perdona estas efusiones, que yo ya no necesito, pero que se me escapan de la pluma por la única razón de que te escribo a ti, es decir, en razón de sodalicio. Cuando éste se renueve y nos tomemos del brazo y yo me burle de ti por tus eternas muchachas, esperemos que se presente la cosa de manera más simple, y en consecuencia, comienza ya mismo a fingir que no has leído nunca esta carta que te he escrito para mantener las formas.

Un beso

Pier Paolo (Pasolini)

de “Pasiones heréticas. Correspondencia 1940-1975”

Desde los huesos



A eso de las tres de la mañana empezó a sonar el timbre del portero eléctrico. En mi leve sueño se mezcló con el pitido de un tren, pero duró poco. Insistente sonaba. Sobresaltada lo atendí: Melisa.
Estaba vestida como el día que la conocí en el cumpleaños de 15 de Sara; perfumada igual; traía todos sus piercings, más uno nuevo, en el ombligo.
Apenas entró me fue empujando hacia un sofá que hay en el living. Lo hacía con dureza tierna. Me preguntó que si la veía bien, si podía realmente “verla”.
- Esta soy yo. Y elijo estar con vos, amarte a vos, desearte. Esta sos vos, que parece decidir no aceptar esta realidad, del todo. Este es mi cuerpo (y comenzó a desnudarse). Un cuerpo real, único, que te desea y se da a vos. Este es tu cuerpo, que sé que me desea, y me ama, y que quiere escurrirse, no sólo él, también su dueña (y empezó a desprenderme la camisa pijama).
Estas somos las dos, únicas. Cada una con lo suyo, pero aquí juntas, y más allá. No sólo los cuerpos, gustos, ansias, sueños, proyectos.
Dejalos, dejalos que aniden acá.
Sus besos me fueron llevando como a otro mundo. Y ahora espero yo, aquí a que amanezca un poco más, y hacer unos mates compartidos.
Ver cómo se va dando este recomienzo. Cómo se instala o dejo que se instale el bicho del amor en mí. La amo. Lo supe siempre. Desde que la vi por primera vez, y no quiero lastimarle, ni lastimarme. Creo que esta madrugada hicimos un pacto. Y lavamos heridas y cruzamos puentes. Iluminamos zonas oscuras.

Piece of my heart

Mate, cigarrillo, alcohol, janis joplin aullando; mensajes en el contestador de amigas; Carlos preocupado.
Noche que nace al dolor, a la impudicia del alma puramente desnuda. Garganta gastada, cascada por el intento, por la tensión, por la ridiculez de hacerme parecer humana al decir: “pero yo te amo”; al intentar poner una curita de palabra en la herida de la traición.
Voy a su ritmo. Me lo dijo: “Si volvemos te dejás de boludeces. Yo no estoy para pendejadas”. Ella me lo dijo. Y fue ella quien abrió la puerta. Yo no pedí, no me animé.
Acidez, aliento de hiena en mí.
“Si no querés terminar de entender, o de creerme que te amo, es cosa tuya, pero no me arrastrés a mí en esto”.

viernes, mayo 27, 2005

No en razones, sólo en dudas...

Sé que mi relación con Melisa es lo más fuerte que me ha pasado en mi vida. Puede sonar muy extraño esto, pero así lo siento, y así lo digo. Jamás había sentido algo por alguien como me pasa con ella.
Acabamos de tener un encuentro de tres horas, más o menos. Lloramos, nos abrazamos, nos gritamos, susurramos, nos quedamos calladas, queríamos irnos. Toda una vida en tres horas. Cielo, infierno y purgatorio en dos cuerpos, en dos almas en pugna.
No me pidió razones, yo tampoco querría haberlas dado. Las hubiera tenido que inventar. Pasó lo que pasó con esa ex compañera de la escuela. Pasó. Pero sé, en mi interior, que lo que pasó fue por miedo. Ese que sigue y alimenta mi duda.
Sé y siento que amo a Melisa, pero dentro de 10 años qué sería esta relación? Ella 32, yo 52. Eso me da vueltas y vueltas en la cabeza. ¿Alcanza sólo con el amor? ¿Alcanza sólo con lo vivido y guardado en el corazón?
Se me pasó por la cabeza, debo confesarlo, la absurda idea de que estar con una par me ayudaría a pasar por esta crisis. Creo que por eso fue Gloria.
No soy buena, nunca lo fui en esto de ser “la primera mujer” de otra mujer. Nunca. Y además es como una carga muy pesada. Ni en eso se asemeja mi relación con Melisa. Ella parece, ella parece y es más adulta. Tiene un mundo en movimiento que me arrastra y me renueva. Yo no creer, no puedo terminar de hacer entrar en mi cabeza que a ella le pasa lo mismo. No puedo. Mierda, no puedo.
Y esto es una piedra, constante en el camino. Es un ripio que marca mi carne, mi voz, mi alma, mi sexo.
No quiero hacerle daño. No quiero. Pero sí quiero intentarlo con ella... sin pensar tanto, sin pasar esta máquina de arruinar que es adelantarse en el tiempo. O quizá no esté tan equivocada y realmente debería estar con alguien de mi edad.
Estoy sencillamente en un pantano mental. Mierda, qué pedazo de mierda que soy.

jueves, mayo 26, 2005

Destrucción

El otro día escribí algo sobre, justamente, la escritura. Y caí en el silencio. En el silencio del desvarío, de la grieta, del mandarse una cagada; ese silencio que es el resultado de una herida, casi mortal.
El sábado pasado fui a ese almuerzo de ex alumnas al que hice referencia días atrás. Como habíamos quedado, allí nos encontramos con Gloria. El almuerzo fue recontra aburrido, con las preguntas de siempre o con variaciones: ¿ya tenés nietos? ¿te casaste/divorciaste? ¿qué crema te ponés contra las patas de gallo? Y así. Verdaderamente insoportable.
Con Gloria pudimos ir compartiendo algunos comentarios, y detalles de nuestras vidas: yo ahora en incipiente relación, ella separada desde hace un año. Trabajos, ideas acerca del futuro y todo eso.
Yo por mi lado presentí algo, un algo que después pude comprobar. Lo comprobé en su casa. Comprobé su duda, su curiosidad. Y el sábado pasó y allí, en su casa, me encontró el domingo.
Hacia el mediodía salí disparada de allí, mal, prometiéndole a Gloria un llamado que no he realizado. Pero sí la llamé a Melisa, necesitaba decirle. No podía con ese peso. No podía. Ella tampoco pudo. Cuando vino y le dije, su mano que hasta ese momento me había acariciado, me dio vuelta casi la cara, y un portazo, y el silencio. Y mi bronca conmigo misma. Parece que lo mío no tiene remedio: destruir lo bueno que me toca.

viernes, mayo 20, 2005

De palabras está hecho el mundo

Y no sólo de palabras, de hechos, de gestos, de acciones. Pero algo que me ayudó a mí en mi noche más negra de la invisibilidad, como esas veces en que tenés que cambiar el nombre de quien estás enamorada, en esas noches que llorás a moco tendido porque no te animás a decirle a tu mejor amiga que la querés, que estás enamorada de ella, y no lo hacés por temor al rechazo, al golpe bajo, hasta miedo a la bofetada que te puedan dar.
En esos momentos me ayudó la palabra, es decir, la escritura. Tengo algunas publicaciones (pecados de la juventud) pero sobre todo tengo mis diarios personales. Esos que llenás en noches desesperadas, en días grises, aullando de dolor, cayéndote de alcohol o drogas, aún con el beso robado en alguna cama en tus labios.
Esa escritura, esa práctica me salvó de caerme, de matarme, de asfixiarme. Estuve pensando en esto hoy, mientras bebía mi capuccino de costumbre. Anoté algunas de estas líneas para después desarrollarlas (ahora lo estoy haciendo). Lo pensé relacionado con la onda de llevar un blog, de poder decir lo tuyo en este espacio.
Yo me siento otra desde que lo hago. Podría firmar con mi nombre y todo eso, pero no sería lo mismo. La escritura de este blog ya es casi casi parte de mi aire. Me deja jugar con mi propia historia, con la de otras mujeres. Y cuando digo jugar, digo: hablar, pensar, reflexionar, crear.
Esta escritura también me mantiene viva. Es mi juego secreto. Es un reflejo de parte de mi vida, no toda, por supuesto.
Yo creo que las lesbianas deberíamos tomar la escritura de un blog como un espacio que nos ayude a ser menos invisibles, en donde podamos decirnos, compartir nuestras cosas. Y, sin duda alguna, se van creando olas, y se van acercando montañas, y van quemando los cuerpos.
Una vez más la escritura me da la posibilidad de ser yo, y de correr un poco la cortina de mi casa, y sacudir algunas cosas p’afuera.

Amor

Tus senos como dos frutas invitantes. Tus labios en mis labios, con el sabor del alcohol y del piercing haciendo cosquillas en mi lengua.
La grupa dibujada a contraluz, la piel abierta al deseo. La rosa máxima contra mi rosa en el roce del nomeolvides.
La desmedida medida de tus caricias. Así, me traes hacia esta orilla. La real, aquella en donde se puede esbozar una otra vida.

jueves, mayo 19, 2005

Es la vida que me alcanza

No llamé a nadie. No le dije nada a nadie. Soy una canalla, o al menos así me siento. Hasta Melisa me dijo que me nota rara. Yo le dije que le parecía, o que sería alguna cuestión del trabajo.
Anoche me invitó a cenar a un restaurant que habrió no hace mucho tiempo. Es tan dulce. Siempre con sorpresas, con regalitos: que un chocolate, que un muñequito, o tarjeta, o postales por mail.
Y yo, yo enganchada, mentalmente, con la vida de D. Que se vaya a freir churros, que las tortillas me las sigo comiendo yo.

miércoles, mayo 18, 2005

El tipo en cuestión

Estoy como loca. Casi no pude dormir pensando en lo mala mina que es Dolores. El tipo con el que está saliendo, es el ex de Amanda, mi amiga del alma, el padre de Sara, la amiguita de la hermana de Melisa.
Sanguijuela, eso es esa tipa. La cabeza me da vueltas a mil. Lo que me pregunto es dónde lo cazó. Ella te pesca, tiene esa forma. A mí me pasó lo mismo. Me dejé llevar en una reunión. Y que una cosa lleva a otra, y así. La lujuria de la soledad, se le podría llamar.
Pero basta, no estoy como para recordar cómo fue que llegué a encamarme con Dolores la primera vez. Ella sabe, estoy segura, que la vi, y que a él también lo vi. No creo que ella no sepa quién es él. Qué pedazo de loca. Me sacó, y realmente no sé qué hacer. Debería decirle algo a Amanda, pero si lo de esa noche llegó a ser sólo un giro de D., mejor que Amanda no sepa lo de su ex.
Qué lo tiró!

martes, mayo 17, 2005

Molestia

Odio, detesto, me molesta que cuando una mujer me deja se vaya con un hombre. Sí. Es así. Me saca de las casillas. La cuestión es que si se fuera con otra mujer, bueno, estamos jugando en los mismos términos, pero con un tipo hay una gran distancia, es otro torneo, del cual ni tengo noticias.
Sí. Podrán hablar de competencia, podrán decir que les envidio el pedazo (lejos de mí). Podrán decir lo que quieran, pero yo no me lo banco. ¿Entienden? No me lo banco. Y punto. Un tipo, qué le pueden volver a encontrar a un tipo después de haber estado con una mujer, ¿qué?
Yo no lo entiendo. Y me molesta, y me duele. Y me enoja.

Cómo vienen mis días

Puedo decir que mis días están transcurriendo con cierta paz que no deja de llamarme la atención. Es demasiada.
Poder disfrutar del amor, dar y darme placer en la compañía de la persona que estoy aprendiendo a querer. Me siento enamorada, hasta enamorada de toda la situación en la que conocí y cómo se fue dando lo mío con Melisa. Pero querer es otra cosa, al menos eso me parece a mi.
La mayoría de las veces nos encontramos en casa, pero yo también voy al departamento que comparten con Carlos.
Siguen los arreglos en loo que será “La Mariposa” el primer bar lgbt de Santa Lucía. Está quedando lindo. Todos tenemos muchas expectativas.
Melisa está intentando convencerme para adoptar una gatita. Y yo lo estoy pensando mucho. Tengo un patio con plantas y todo, pero no sé.
El trabajo va bien, y eso ayuda mucho. Pero ya ando pensando en las vacaciones. Quizá pueda hacer algo en julio. Y ése es otro vértigo: ¿vacaciones juntas?. Todo suena como que es la primera vez, y sí lo es con esta persona.
Ah, la otra noche salimos a tomar un helado con Melisa y nos cruzamos con Dolores. La cuchillada fue atroz: estaba con un tipo. Sé que me vio, pasamos por delante del bar en donde estaban. Lo peor es que conozco al tipo, y realmente no sé si me lo está haciendo a propósito. ¿Se puede ser tan perra? Y de última ¿por qué me calienta tanto en qué está ella si yo estoy bien con M.?

Un poco de activismo

Parece que hoy, 17 de mayo, es el Día interacional contra la Homofobia.
Para enterarte más, podés ver el blog de Gabby De Cicco, pont des arts, allí ella posteó al respecto.
La fecha recuerda el día en que la OMS retiró a la homosexualidad de su lista de trastornos mentales.
De todas formas esto no ha ayudado para que desaparezca del todo la discriminación.

lunes, mayo 16, 2005

¿Vos te acordás qué tiempos aquellos...?

- Hola.
- Hola, ¿hablo con ... ....?
- Sí, ella habla.
- Hola! ..., soy Gloria S. ¿Te acordás de mi? 3ro B turno tarde!
- Ahh, Gloria, como estás?, pregunté con ganas de colgar.
- Te llamaba para invitarte a una reunión con las ex de la escuela.
- Ahh. Mirá Gloria, esas reuniones mucho no me gustan. Pasa mucha agua bajo el puente, viste?
- Sí, te entiendo.
- Gracias.
Y de la nada:
- Vos ..., seguís... seguís
- ¿Qué?
- Saliendo con mujeres?
- Sí, ¿por qué? ¿querés probar?
- Ay, andá, sos la misma loca de siempre.
- Sí (y sobre todo coherente dentro de mi locura). ¿Por qué lo preguntás? ? Estás haciendo algún censo?
- No, sólo curiosidad. No sé. Fui una estúpida, disculpame.
El tono que usó me sonó raro, como avergonzado.
- Vos vas a ir a esa reunión? No te recuerdo muy sociable, le dije.
- Ja. Sí, voy a ir. Fui a una hace muchos años, y después dejé de ir. Me aburren.
- Entonces dejame pensarlo. Quizá entre las dos nos aburrimos menos.
- Dale, pensalo, te quedan unos días. Te dejo mi teléfono.
- Ok. Cualquier cosa te llamo. Gracias por avisarme y no te quedes mal por lo de la pregunta.
- No sé en qué pensé cuando te la hice. Bueno te mando un beso.
- Besos, chau.

sábado, mayo 14, 2005

Un poco de descanso

Eso es lo que me merezco. De golpe me encontré con un pincel en el mano, que a veces alternaba con una escoba. Hacía tiempo que no estaba así de activa (en todos los niveles, realmente).
Sucede que ya comenzaron los arreglos en el local que cobijará a “La Mariposa”. Anoche empezó el trabajo de Melisa conmigo. Que si venís, que si nos vas ayudar. Que vos tenés idea de ambientación, que esto y el otro.
Obviamente tratando de seducirme de todas formas (cosa que no le cuesta mucho). Así que hoy temprano partimos hacia Cornejo y Ensenada. Es una esquina, con mucha luz, ya que los ventanales son amplios. Allí estuvimos hasta eso de las 18:30. Cómo será que ya terminamos de cenar, de cansadas que estamos. Hoy hice tortilla de papas con una ensalada maravillosa: coliflor, brócoli y repollitos de bruselas. Un buen vino, y como hace frío, de ese frío lindo para chocolates en la cama, quizá una peli y refregarse mutuamente los pies.
Mientras escribo esto M. se está lavando el cabello de nuevo. Descubrimos que atrás tenía un mechón pegado con pintura. Por mi parte el nuevo corte está haciendo estragos (se me tiró un mujer de un locutorio, ¿lo pueden creer?). En fin.

viernes, mayo 13, 2005

¿Ven? Yo se los dije

- ¿Un bar gay?
- Gay, lésbico, para todo el mundo, dije.
- Vos debés estar borracha, me dijo Analía.
- No, Any, no. De verdad. Lo abrirán cerca de la la librería “El albatros”.
- Deben estar locos. Los van a linchar.
- No sos medio exagerada. Es sólo un bar. Pensá lo que sería poner cámaras en ciertas casas. Eso sí que sería más amenazante, ¿no?
- ¿Qué me querés decir?, me dijo ya enojada.
- Eso que dije.
- Mirá, a mí las indirectas no me gustan. Vos ya sabés por qué yo no digo abiertamente que soy lesbiana. Estoy en política, vos me entendés.
- Puedo comprender tu miedo, pero entenderte, no.
- No me vengás con eso de nuevo, ..., por favor.
- Vos sabés como pienso. Sería interesante que supieran que hay una concejala torta.
- Vos estás loca.
- Sí, eso me dijo el psiquiatra que me medicó cuando se fue Inés. Me dio pastillas y me dijo: esto puede ser curable. Ahora sí tiene una oportunidad.
- ...
- ¿Otro café?, ofrecí.

jueves, mayo 12, 2005

La Mariposa

Santa Lucía jamás tuvo un boliche gay, jamás una sección relacionada a lo lgtb en una librería. Sí hay esquinas, zonas de la ciudad frecuentadas por los muchachos.
Las chicas, ah, las chicas no hemos tenido mucho, salvo nuestras miradas cruzándose en cualquier lugar, ver si se podía acercarse a esa persona, o bien las amigas de las amigas, o las amigas, o las hijas de las amigas, o las madres de las amigas.
No es una ciudad grande, tiene sus casi 300.000 habitantes, pero no es el infierno de Buenos Aires.
La idea de Roberto y Damián me parece bien jugada, y me imagino lo que se vendrá. La liga de la decencia, y esos grupos que existen en todas partes.
Melisa está como loca y ya anda marcando catálogos, y buscando cosas por internet. Yo los ayudo pensando en las posibles reformas al lugar, títulos de libros y buena onda.
El bar estaría pegado a la librería, pero no la incluiría. Ámbitos separados. Está cerca del centro, y creo que con el tiempo se irán animando a la cuestión del día.
Cuántas veces soñé con un lugar así. Está bueno verlo a los 42 años. Sí, claro que sí.
Me muero por empezar a ver a las tortas tapadas, a esas de las cuales vos sospechás y nada. Realmente me parece que esto será el efecto mariposa.

Se viene el estallido

(por la tarde)
- ¿Ves? El local está rebueno, y está cerca de la librería. Hasta podríamos hacer una sección de literatura lésbica, gay, queer, qué sé yo! –dijo Roberto dando una pitada al cigarrillo.
- Está muy bueno. Con unos cuantos arreglos quedará perfecto –comentó Melisa.
Yo me puse a recorrerlo, pensando qué se necesita hacer.
- ¿Bar solo?, pregunté
- Por ahora sí, pero pensamos con Damián en un Resto-bar.
-Buena idea, dije.
- Y abierto todo el día.
- Más que buena idea. Habrá que ver quiénes se van animando!
- Mirá, ..., la cuestión es que vengan, si vienen sólo a la noche, abriremos en ese horario para no perder guita, y si da todo el día, todo el día será.
- No me dijeron qué nombre están pensando.
- “La Mariposa”, dijo totalmente excitado Roberto.
- Ay, no, entre este y la librería tendremos un zoológico.
- Andá, que sos loca! Pero te quiero igual!, me dijo abrazándome fuerte.

miércoles, mayo 11, 2005

Salir del armario

Tenía 19 años e Inés tenía apenas tres más. Éramos dos pendejas enamoradas, y nos comíamos el mundo. Ese que quedaba ahí afuera, ese que apuntaba hacia Buenos Aires o bien hacia Rosario. Éramos tan jóvenes y nos enamoramos. Estábamos locas una por la otra. Día y noche, noche y día juntas. Fue mi primera relación con otra mujer, con otra persona. Ella encaró, yo no lo pude creer, y allí estuvimos. Tres años. Al poco tiempo de salir, yo decidí decirle a mi mis viejos lo mío, ya que se había concretizado en algo, no era sólo lesbianismo platónico. Pero lo hice sin consultarlo con ella.
!La que se armó! Ella no quería que todo el mundo supiera que ella era lesbiana. Yo le expliqué que mis viejos sabían que yo era. No le había dado ningún nombre.
No fue fácil, vernos, amarnos y seguir construyendo algo. Pero la pasión era muy fuerte. Y tener pasión en un lugar como Santa Lucía no es muy sano, salvo que estés pensando en irte de ahí.
Lo habíamos planeado. Cuidadosamente. Pero cuando llegó el momento, casi con los boletos de micro en la mano, yo dije: “me quedo”. Inés nunca me lo perdonó. Por eso Amanda insiste con que la dejé ir. Por lo que supe, se fue con el tiempo a Estados Unidos, y allá se casó con un tipo. Me dicen que tiene una hija. Nunca salió del armario, nunca dijo nada.
A mí me echaron de un laburo, pero a escondidas, no.

Primer mes del blog!

Sí, ya ha pasado un mes, y se cumple hoy.
¿Quién me regala una torta?

martes, mayo 10, 2005

En guardia

No sé por qué cada vez que escribo me siento como que estoy a la defensiva, ¿de qué? Una piensa que lo que piensan las otras personas no la afectan, pero se ve que sí. El trabajo es bien subterráneo. Es esto lo que me hace enojar cuando algunas paquis me dicen que las lesbianas nos quejamos y que mitificamos mucho lo del closet, o lo del armario. Es decir no ser visibles, o mejor, el no poder hacernos visible porque peligra el trabajo, te puedan rajar de tu casa, tus amigas y amigos te ignoran o empiezan a decirte o tratarte como una enferma.
Charlamos algo de esto con Melisa. Sobre su familia no habla mucho, aún, y yo no quiero apurarla. Con sus amigas o allegados parece que la tiene clara. Esto de poder ir por la vida y poder decir: mi compañera/o es XX y que esas XX no sean un nombre de hombre (en el caso de las lesbianas), que disfrazaría a la verdadera persona.
No es fácil ir de frente, decir qué sos, en realidad qué sentís y con quién lo sentís. Es todo un proceso. Pero hay momentos que la lesbohomofobia me acecha, y no es bueno. Para nada.

Chapa y pintura

Hoy me corté el pelo. Me queda mucho mejor, y hasta podría decir que me saca algunos años. Fui a “Chez Albert”, y como me encontré con que ahora te dan masajes, y esas cosas, aproveché el paquete completo.
Me siento muy relajada, con ganas de cenar algo rico (no se me ocurre qué puede ser), y la estoy esperando a Melisa, que está por caer de un momento al otro..
Mientras me daban los masajes estuve pensando en toda la tensión que viví estas últimas semanas. Me parecen siglos. Pero sé que me hace muy bien poder estar como estoy, con quien estoy. En el trabajo las cosas van bien, y algunas personas me están recomendado a gente amigas de otras ciudades, al menos más grandes.
Necesitaba hacer este cambio, digo, el pelo. En mí es todo un signo. Me siento como más liberada, sin esa pesadez del cabello largo. Además ya me estaba resultando algo incómodo en la cama (jeje). A Melisa le queda muy bien el pelo como lo tiene, pasándole la mitad de la espalda. Su cara tiene unas facciones especiales que se realzan con ese forma de peinarse que tiene, con esa manera que tiene de recogérselo hacia atrás en rodetes inexistentes. Me gusta, y ¿qué?

El albatros

Ayer, cuando salí de trabajar, en vez de cumplir con mi ritual capuccino me encaminé hacia el laburo de Melisa. Tenía mucho curiosidad de conocerlo.
Ella trabaja en una librería de usados y ocasión que tiene el baudeleriano nombre de “El albatros”; mientras tanto intenta ir consiguiendo trabajos relacionados con el diseño.
El lugar me gustó mucho. Ese aroma de papel y madera. Se puede decir que tiene onda. Los dueños son dos amigos gays de Melisa.
Estaba uno de ellos, que cuando me vio entrar (yo me había quedado mirando unos libros en la vidriera), exclamó: “Es ella. Seguro que es tu novia”. Esa frase me trajo temporariamente recuerdos de una noche que prefiero olvidar.
- Sí, es ella- dijo Melisa viniendo a mi encuentro.
- Hola amor, te presento a Roberto. Roberto te presento a ...
- Encantada, dije.
- Encantada, dijo. Ay sí, soy así, una loca que prefiere hablar en femenino.
Todas nos reíamos un rato, y para mi sorpresa (no sé bien por qué) Roberto comenzó a recitar un poema de Perlongher.

Nos quedamos charlando los tres, tomamos un café, hasta que R. se fue. Nos dejó solas y me puse a mirar qué había de bueno por allí. Cómo estaba armada, es decir, secciones, etc. Me gustan mucho los libros. Me siento que respiro entre ellos.
Melisa parece moverse como pez en el agua también. Entraron dos personas y a ambas les vendió varios títulos. Este era todo un lado suyo que desconocía. Fue como agregar una pieza la rompecabezas.
Estaba muy linda: de jeans, con una camisa tipo leñadora (qué vieja, no? para las referencias), como un pañuelito al cuello de color violeta, y ahh, ese perfume que me vuelve loca: Dune.
- Qué sorpresa el que hayas venido. Ya te estaba por mandar una invitación.
- No seas exagerada. Hace poco que nos conocemos, poco que salimos, poco que nos peleamos, poco que nos reconciliamos. ¿Qué más querés?
- A vos. Todo el tiempo a vos -se acercó y me dio un beso de lengua que me dejó... así.
- ¿Nos vemos esta noche?, le pregunté.
- Sí. Pasa a buscar las cosas por mi casa y voy.
- Te espero. Pero venite comida, no hay nada de nada en la heladera.
- Ok. Así será.

Aprovecho ahora que se está duchando. Escucho el agua caer sobre su cuerpo, el aroma del jabón; un poco del vino y del sahumerio que encendimos y bebimos me está dando ganas de, bueno, ir a ducharme, o directo a la cama. Y no sé.

domingo, mayo 08, 2005

Punky dumpy

Melisa avanza con música de fondo. Así se mueve, así vive. Cuando me avanza puede sonar como aquel helicóptero de “Apocalipsis ahora”, o bien como el tanque que manejaba Donald Sutherland en “El botín de los valientes”. Avances acompañados de música, clásica o hindú. Pero en el aquí y ahora, fue sexo y rockanroll. Explosión de aquello que suena más cercano a su alma. Dejé que hicieran, que me hicieran. Me dejé hacer una red en donde deseo permanecer. Respirar rápido, jadeo, cabalgadura, noche enardecida.

- ¿Algunas vez cogiste escuchando AC/DC?
- Ehh, no.
- ¿Querés probar?, me dijo blandiendo un CD bien adelante de mi cara.
- ¿Probaste con Patti Smith, o Sex Pistols?
- Patti Smith me parece que sí...
- ¿Qué canción?
- Ni idea.
- Hereje.

Y sonó:
“She's got style that woman
Makes me smile that woman
She's got spunk that woman
Funk that woman
She's got speed my lady
Got what I need my babe...”

Y también:

“You ask me 'bout the clothes I wear
And you ask me why I grow my hair
And you ask me why I'm in a band
I dig doin' one night stands
You wanna see me do my thing
All you gotta do is plug me into high
I said high
High voltage rock 'n' roll”

Y creo, que empecé a cerrar varias puertas, a cerrar cierta herida. La música, la saliva, el humo, el sexo húmedo, la grupa invitante, la lengua, el beso, la nuca.
Pude sentirme en el aquí, en tiempo presente. El dibujo del deseo llevado por sus manos, por sus dedos. Los cíclopes cortazarianos, las caníbales de Wittig.
Todo el cuerpo en los cuerpos. El incendio inmemorial de la raza. Las hijas de la labrys, de la sangre bebida en cuencos blancos.
Fuimos brujas, amantes, prisioneras, monjas, esclavas, astrónomas, rockeras, abuelas, adolescentes, fugitivas, tristes y alegres hijas del deseo, mutuo. Encendido con el roce de la duda y la certeza.
Hablamos, amamos, comimos, bebimos, leimos ¿años, horas, minutos?

sábado, mayo 07, 2005

Falling in love

Revelación

Ya volví. Estoy en casa. Nada de viajes. La coraza cedió y soy desnuda, una vez más.

Anoche no sabía lo que quería probar. Hasta dónde llegaba mi locura. Cuando nos encontramos con Elsa, recién allí me di cuenta, de que ella también me lleva casi 20 años. Nos saludamos como dos viejas amigas, cenamos como dos viejas amigas. Esas charlas clásicas de amigas/ ex amantes. Bebimos. Una vez por semana puede hacerlo. Me dijo que sigue tocando el violín. Al menos una vez por mes. Elsa me sonaba como una agenda, y como un eco quebrado de algo que había pasado muchísimo tiempo atrás.
No sé por qué le dije que estaba parando en la misma habitación donde nos habíamos encontrado por primera vez.
- ¿Puedo volver a verla?
No sé por qué dije que sí. Caminar hasta el hotel me resultó muy pesado. El frío, el vino, el ruido, el pasado, el presente.

Sólo puedo decir que fuimos como dos ballenas tratando de llegar muy adentro del océano. Ni tierno. ni dulce, ni salvaje. Nada de nada. Creo que ella fingió. Yo no quise hacerlo.
Nos saludamos como dos damas que deciden (tácitamente) olvidar todo. Yo me duché, me bañé para borrar el crimen que había cometido contra mí misma.
Tomé un café en el bar del hotel. Pedí un remise. Retiro, y aquí estoy.

La desperté muy temprano a Melisa, y le pedí que nos viéramos esta tarde.

viernes, mayo 06, 2005

Living, loving, she’s just a woman

Siempre me gustó Led Zepp. Y este tema viene muy bien para este momento ¿mental?
Estoy en un hotel en una de las avenidas más francesas de la república argentina. Y en el techo se dibujan las luces de los autos, se escuchan las bocinas. Pedí habitación a la calle, así me inunda el mundanal ruido. Es más, pedí la misma habitación en la que hice el amor, por primera vez, con Elsa. ¿La recuerdan?
Las luces van dibujando mapas sonoros que se mezclan con el humo del cigarrillo. Hace un frío de cagarse. Un frío que el chocolate que tomé en La Giralda no pudo alejar.
Como siempre compré unos libros, no puedo dejar de hacerlo cada vez que vengo a Buenos Aires. Y menos en este viaje de ¿transición? ¿de tiro por elevación?, de puros signos de interrogación.
Soy sólo una mujer, perdida en su propia estupidez. Perdiendo la cabeza por una mujer que la pierde por ella, pero mejor no. Ver qué pasa. Cómo arreglamos el cristal que se quebró.
Algo en mi interior hizo crack. Voilá. Aquí estoy, en esta pieza de hotel, en la avenida más francesa de este país. Sola. Esperando que se hagan eso de las 21:30 hs. La llamé a Elsa. Quedamos en vernos en el Café Montserrat. Al menos nos juntamos allí. Después veremos. Después veré.
Frío, humedad, sal en los labios. Garganta seca. Y el viaje continúa. Rosario, Paraná, Córdoba. Escalas del olvido.
Wish you were here, my love.

jueves, mayo 05, 2005

Música incidental

“Bésame, bésame mucho
como si fuera esta noche la última vez...”

“El ojo blindado que me has regalo
me mira mal...”

“Una mujer, una mujer atrás,
una mujer atrás de un vidrio empañado,
pero NO, mejor no hablar de ciertas cosas...”

“A brillar mi amor, vamos a brillar mi amor”

“So kiss me once, and kiss me twice
and kiss me once again,
it’s been a long, long time...”

“Arráncame la vida de un tirón
que el corazón ya te lo he dado...”

Yerra

Es como cuando te queman o te quemás, cuando te hacés un corte muy profundo: quizá la piel se pega, se vuelve a unir, pero queda una marca, una señal para recordarte qué pasó ese día o determinada noche.

¿Por qué yerra? Por que se la hacen (la marca) a un animal acorralado, y es una marca de pertenencia, al menos temporal: hasta que se morfen al bicho.

Marca en el cuerpo, en la voz, en los dedos amarillos por el tabaco. En el esfuerzo que puede resultar tratar de cruzar nuevamente el puente, pero sin la magia de la primera vez.

El dolor desnuda y lo que muestra es lo que seremos cuando haya sólo cenizas: una nada que intentamos vestir, maquillar, reconocer a ciegas en ciegas noches de amor o de alcohol.

La escupida, para arriba, del amor. El odio a una misma en el desamor. La sucia y a veces innecesaria parafernalia de la reconciliación: ¿me perdonás? ¿todavía me querés? ¿no ves que sos la única?.

No. No caímos en eso. Escupimos ácido en las heridas, quizá no las actuales. Más viejas. Las más mías. El sarcasmo de la sabiduría en boca de una niña.

¿Habrá pañales geriátricos mentales?

miércoles, mayo 04, 2005

¿El fin?

Nos encontramos en un bar. Me dijo que como me había escuchado rara, prefería que nos encontráramos en un espacio “neutral”.

Rápidamente me contó qué había sido de su día, que había tenido que preparar como una clase especial sobre diseño web con otras compañeras, que Carlos se había olvidado de ir a pagar la luz y así.
Yo sonreía, la escuchaba detenidamente, como siempre.
- Pero a vos qué te pasa hoy, me preguntó tierna.
- Nada. Pavadas.
- Dale, ¿te puedo ayudar?
(Ya me estás ayudando, y yo no quiero, es como que mi lado oscuro no quiere).
- No. No te preocupes. Es... sólo cansancio.
- No te creo. Se te nota que no es eso.
(Suspiro mío)

- Esta mañana te vi en el bar, estabas con tus compañeras.
- ¿Sí? y ¿ por qué no entraste? o ¿pasaste en taxi?
- No, había salido a caminar, refrescar un poco las ideas, y a comprar puchos y café.
- Y ¿por qué no entraste, mala?, dijo como haciendo pucheros.
- Es que... No sé.
- ...
- No se me dio.
- ¿No se te dio?
- Es que pensé que si entraba te iba a incomodar, o que tus compañeras pensarían que soy tu madre.
- ¿Qué? me dijo fulminándome con la mirada.
- Eso.
- ¿Vos pensaste eso? En vez de pensar que me pondría contenta de ver por allí, de manera inesperada. No pensaste que podría haber sido una alegría para las dos.
- Eh...
- Qué pelotudez. Jamás pensé escuchar de vos esta pelotudez.
- Melisa..., le quise agarrar la mano y me la sacó antes.
- Melisa ¿qué? ¿Dónde cuernos quedo yo? tengo 22 años, pero ya no me hago pis en la cama, laburo y ya tengo edad de poder elegir con quien estar, a quien querer. Y en este caso sos vos, que parecés no quererlo del todo.
- Escuchame no es eso.
- ¿Qué diablos es entonces? ¿De qué tenés miedo? No lo puedo creer, yo agazapada un año, preguntando de vez en cuando por vos, y escuchar esto de ahora. ¿Sabés qué?

Moví de manera negativa la cabeza, sin abrir la boca.

- ¿Sabés cómo te hubiera presentado?... Chicas, ella es ..., mi novia.

Sonreí.
- De qué te sonreís. Así te siento yo, ¿y vos a mí?
- También claro que sí.
- No, creo que no.
- Melisa...

Se paró. Y se dirigió a una mesa cercana. Yo la miraba y no lo podía creer.
Se dijo a una pareja que estaba allí sentada:

- Hola, ¿tiene idea de quién es ella?
Cara de nada de esas personas.
- Mi novia.
- Melisa, por favor, apenas pude articular desde la mesa.

Fue hacia otra mesa:

- Sabe quién es ella?
- No, ¿quién?
- Mi novia.

Volvió como sacada de sí, era la primera vez que la veía así y que veía a otra mujer actuar así, en público.

- ¿Dónde más querés que lo diga para creerme?
- Te creo. Pero salgamos de acá ahora mismo.
- ¿Miedo, vergüenza?
- Por favor Melisa, salgamos.

Ya en la calle la cosa siguió. Y me fue dando de a palos. Me fue sacudiendo duro, muy duro.
Pero tenía razón. Toda la razón del mundo.

- ¿Por qué te negás a ser feliz?
- No... lo... sé, le dije llorando, sentada en el banco de una plaza.

Creo que nunca me sentí tan desnuda ante alguien, creo que cualquier persona me hubiera podido ver hasta los huesos.

- Es que... No sé. ¿Demasiado bueno para ser real?
- Ah, no vengás con esa frase hecha. A mí no. Con eso no me arreglás, no me alcanza.
La miré desolada: “Con qué te alcanza?
- Con vos,..., con vos. ¿No lo entendés? Vos hablando, en silencio, cogiendo, haciendo el amor, cocinando, leyendo, de frente y en el teléfono. Tus manos, tus tetas, tu concha. Tu cabeza, tu inteligencia (de la que ahora dudo), tu fuerza interior, tu historia.
También con tus dudas, pero para eso quiero que las compartas conmigo, aquellas que tengan que ver conmigo. No pienses por mí, ni quieras tener todo bajo control.

Y me abrazó muy fuerte. Hacía tiempo que no lloraba de esa forma. Sigo llorando. Hoy no fui a trabajar, no puedo. Y esto apenas lo puedo escribir.

martes, mayo 03, 2005

Ella en su mundo

A eso del mediodía se me acabaron los cigarrillos y salí a comprar eso, café y unos bombones para pasar la tarde. Como estaba hermoso el día me dije por qué no caminar un rato por el boulevard?
Y hacia allá partí. Iba pensando en nada cuando la ví a Melisa en un bar, estaba con cuatro o cinco chicas más, todas de su edad.
Me quedé detrás de una garita y me puse a observarla. Fue muy raro, pero quise hacerlo, ya que no me animaba a pasar por la ventana del bar y menos de entrar.
Tenía el cabello recogido en una especie de esos rodetes que son poco estables. Se le veía esa nuca que he besado ya tantas veces en tan poco tiempo. Se sonría, la vi tomar un gaseosa light (qué asco!!), y la vi gesticular mucho.
Por momentos todas parecían hablar a la vez, y no dejaban de pasarse papeles. Verla allí, entre sus pares, fue una especie de visión que no esperaba tener, al menos tan pronto. Ese otro mundo, su mundo y sus amistades, sus compañeras, alguna ex amante ( por qué no).
Y el vértigo de la edad. Quizá si entraba en el bar ellas hubieran creido que soy su madre.
No. Me quedé allí un rato y me pegué la vuelta a la oficina. Y debo haber quedado algo tildada porque cuando me llamó para ver si nos veíamos esta noche, le dije que hablábamos más tarde.

lunes, mayo 02, 2005

Breakfast in bed

El insomnio me duró bastante, estuve dando vueltas como hasta las tres de la mañana. Así que cuando una mano, muy suavemente, me sacudió el hombro a eso de las 8:30 no tenía ni media gana de despertarme.
Pero un aroma me llevó a abrir los ojos: café. Y se sentí muy cerca. Fui cayendo en mí y vi que Melisa me había traído el desayuno a la cama.
El corazón me dio un vuelco, ¿cuándo fue la última vez que pasó esto en mi vida? Años luz.
Me senté en la cama y unos labios mezcla de carne y mermelada me besaron, me fueron trayendo a la orilla de la realidad.
Wow. Café, jugo de naranjas (¿de dónde las sacó?), tostadas con mermelada y unos pirulitos de manteca.
- Buen día su señoría!, y volvió a besarme
Por mi parte mi saludo fue una especie de lava saliendo de una cueva. Se río.
- Qué voz tan sensual!
- Es la que tengo, linda.

Me acordé de un tema que cantaban UB40 con la mina de Pretender, creo. Que se llama como el nombre de este post.
Y supe que un lunes puede empezar de otra manera. Y lo más extraño fue que cuando terminamos de desayunar, la bandeja y todo fue a parar, lentamente al piso, y recordé lo que era hacer el amor por la mañana, y mi cuerpo se llenó de otra energía.

Vi que va a la Facultad con sus piercings, perfumada, fresca, con ganas de discutir todo. Me quedé en la cama y fui viendo como se ponía su jean, una remera, un buzo encima. Fui testigo de una de sus mañanas, la primera que compartimos.

Recién lo recordé y uf, me dio un tirón allí mismo. Qué vieja calentona. Ja. Me río de mí misma. ¿Me estoy enamorando? Debe ser que sí porque ya siento el ejército del autoboicot poniéndose en marcha.

Sin sueño

Sé que me estoy arriesgando y apenas puedo escribir despacio para no hacer ruido. Por suerte los teclados de las portátiles son más suaves.
Desde donde estoy puedo ver a Melisa durmiendo, en mi cama. Estoy en el living y dejé entornada la puerta a propósito.
Me gusta verla dormir. En ese momento es como que podés conocer el otro lado de las personas.
Necesitaba fumar un cigarrillo y tomar distancia. Hoy sí se queda. Lo charlamos ayer. Ya se trajo sus cosas de la Facultad y unos impuestos que tiene que pagarle a la madre.
Está aquí y se quedará a dormir porque ambas lo queremos. Suena fácil, pero no lo es tanto.
La veo tan joven, tan fresca. Cargando con toda otra cultura. Sin embargo tiene mucha conciencia del pasado. Se nota que habla mucho con sus padres. La madre estuvo exiliada, cuando volvió al país, la parió.

Los datos que dan todo y no dan nada. Te sitúan, te encuadran la historia y pará de contar.
Ella es tan joven como la democracia, y si nos ponemos a pensar, en estos 22 años ya cargamos muchas muertas y muertos más. Lo que dejó incrustado el sistema del Terror es lo que sigue matando.

Pero yo quería hablar de verla allí, semidesnuda, respirando tranquila. Quería escribir sobre poder juntar estos pedazos de historia que somos, estos cuerpos nuevos y gastados (y allí las edades se mezclan). Y no sé, realmente no sé, por qué me salió lo de la dictadura. Esa marca de años queda, y siempre reaparece. Es inevitable cuando trato con gente joven, por suerte la gran mayoría gente piola.

Ella allí abriendo la puerta de otro mundo para mí. Cierta adrenalina. Juntar lo cuerpos, juntar los fragmentos que somos. Juntar esa mirada con la mía. ¿Es posible mirar juntas? ¿Será posible?

domingo, mayo 01, 2005

Comiendo en lo de Amanda

Qué lindo dormir hasta tarde, y levantarse para ir a comer a otro lugar. NO tener que hacer nada en la casa. Muy bueno para un domingo.
Acabo de llegar de lo de Amanda. Me invitó a comer locro, casero. Excelente, y muy liviano. Ella le pone de todo, pero nunca te cae mal.
Amanda estaba como loca, quería saber T-O-D-O, y que cómo se tenía que enterar por Sara y etc.
Cuando terminé de contarle todo lo que ustedes ya saben, salvo algunos detalles o datos que no he dado por aquí, Amanda se me quedó mirando.

- Mirá. ¿Cuántos años hacen que nos conocemos? ¿Más de 20?
- Y sí, por ahí andamos.
- Es la primera vez que te noto hablar como una “enamorada”.
- ....
- Sí, no te hagás la boluda. Sabés a qué me refiero. Al menos es la primera vez que te escucha hablar así desde la historia con Inés.
- No empecemos...
- No, no empiezo, pero ya sabés qué pienso.
- Sí... que la dejé ir.
- Y más cosas, que ahora no vienen al caso. Y por eso te quiero decir esto, si a esta piba la querés o ves que te estás enamorando o que puede ir en serio, por favor, no la dejés, no la espantés. Tenés esa extraña capacidad de destruir lo bueno que te pasa.
- Ah, gracias, sos una amiga.
- ¿Me equivoco? ¿Qué pasó con Inés? Tu maldito orgullo.
- Cortala que se pudre todo.
- Yo la corto, pero no quiero que te sigas haciendo mierda, y en este caso que la hagas mierda a Melisa. Por poco la vi crecer.
- Otro palo más ¿no?
- No. Lo de la edad es bien relativo. Pero espero que todo ande bien.
- Ay Amandita, para mí la edad no es poca cosa. Melisa me está dando un nuevo aire que respirar, pero es joven, y planea irse a vivir a otro lado cuando se reciba. Puede aparecer otra mujer.
- Basta. Pará. ¿Estás bien con ella?
- Sí. Muy bien, te diría.
- Entonces no pensés tanto en el futuro. Pero ayudalo un poco y que ese poco sea bueno.

Se me acercó y me abrazó muy fuerte.

- ¿Cuando se vuelven a ver?
- Creo que esta noche. Quedé en llamarla.