lunes, febrero 20, 2006

Un sueño de cuerpo roto

Un sueño es, antes que nada, un desvío; atajo de la carretera de los gustos ingratos, del remanido sabor del deseo.
Sueño con mujeres, con serpientes, con labios, senos y estrellas fugaces. Caigo de bruces ante la concha más dorada, pero que a la vez es un agujero negro que me traga, y me vomita al espacio del olvido.
Lamo esos labios que me absorben, que se cierran sobre mí como un nacimiento al revés.
Soy esclava y reina de un cuerpo que ya no reconozco como mío, ni tuya, ni de ella.
Lava, lava de volcán que no lava nada la mugre del sudor, el pegoteo de dedos, labios, vaginas.
Así, un lenguaje directo: que ofenda, que desnude, que me saque este gusto amargo de la boca, del pubis, de mi clítoris.
¿Cuándo dije que sí? o mas bien ¿por qué dije que sí? ¿qué quería probar? Estar despierta hasta la mañana, no descansar, beber agua hasta el hartazgo.
Siento que me traicioné. Siento que es un final precipitado, no un nuevo final de una historia que recomienza cada vez que un latido, un dolor, una señal.
Algo se acabó, en mí. Quedé vacía. Sin voz(s), sin mí, sin ella.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cara Elvira, lo tuyo es el amor acompañado de pasión y no el sexo desmedido sin una pizca de cariño. No te veo feliz esta vez.
Mis respetos y un besito para que sanen las heridas.

Cococho

Anónimo dijo...

Querida Elvira....no me imagino por lo que estaras pasando...caray creo que te pasaste al irte con las dos...pero cada uno es libre..¿es real? o forma parte según dicen de tu novela?
como sea un recibe un beso