Hoy en la librería:
“– Por lo que estuvimos charlando ayer, ¿vos también sos lesbiana como Melisa?
– Sí, ¿no estaba claro?
Se rió. –Sí, está claro, pero sólo quería estar segura. Como eso del nombre, por qué la otra vez me dijiste otro?
– Era sólo una broma, nada más.
– Es un engaño.
– Si vos lo ves así.”
No quise explicarle sobre el mundo L y una de sus protagonistas. El domingo charlamos más la película. Ella la veía por primera vez. ¿Su nombre? Andrea. ¿Edad? 25 años (3 más que Melisa). ¿piercings? según ella ninguno, pero con ganas de hacerse alguno. ¿Lecturas? Muchas y confusas. pocas mujeres, muchos hombres, como nos pasa a casi todas. ¿Ojos? Verdes muy intenso, no baja la mirada. ¿Voz? algo grave, pero dulce.
– ¿Cuándo vuelve Melisa?
– Uy! parece que la estás esperando mucho, y que yo no soy un buen reemplazo.
– No, no es eso. Es que...
– ¿Qué?
– Nunca le pude dar una respuesta a algo que ella me preguntó.
– Se puede saber qué cosa?
Me miró muy fijo: no. Por ahora no.
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