Cuando llegué el sábado el contestador parecía un arbolito de navidad lleno de luces. Me encontré con dos mensajes de Dolores medio desesperada; un mensaje de Dora invitándome a cenar, otro mensaje de Sara, mi ahijada, y dos mensajes de Andrea, la lectora: en uno decía que se había peleado con su novio, y el otro que quería verme; había cinco más relacionados con cuestiones laborales.
Para mí seguí siendo extraño el tener que dejar grabado el mensaje, dirigirse a una máquina. Es que casi casi no puedo pensar en la persona a la que se lo dejo. En fin, este no es un tema muy interesante, salvo para las personas interesadas en fobias ajenas.
A Dolores ni pienso llamarla. Más lejos estemos una de la otra, mejor. A Dora le mandaré un mail, y keep it cool. A Sarita la veré esta noche, y a Andrea... esa chica me sacude por todas partes. Quiero devolverle el llamado, pero nada más.
lunes, noviembre 07, 2005
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