- Estoy en eso, apenas pude balbucear.
- Abrila, por favor.
- ...
Y la voz empezó a leer la carta, era el mismo texto que tenía en mi mano: “Pienso en vos, no puedo dejar de hacerlo. Ningún cuerpo reemplaza al tuyo, ninguna caricia me mueve más hacia el paroxismo. Tu voz, tus besos, tu sabiduría han dejado una marca muy fuerte. Estoy marcada ¿entendés? Y así vuelvo a vos: desnuda y deseante.
¿Me deseás aún? ¿Me querés?
Sueño con vos, con el pasado, con un posible futuro. Y veo, como en una gran pantalla, todo aquello por lo que pasamos. Te quiero en mí, y quiero que me quiero, de nuevo.
Me veo con vos, yendo y viniendo, haciendo el amor. Me veo yendo a tu casa, entrando a ella de nuevo, sirviendo un vino en tu copa favorita, o leyéndote un poema, preparando la cama. Me veo yendo a tu casa, golpeando a tu puerta para que me abras, golpeando...”
Allí se terminaba el texto de la carta: la voz cortó allí y en el mismo momento golpearon a mi puerta. Sentí un escalofrío, no lo voy a negar.
Fui hasta allí, volvieron a golpear, abrí. El corazón se me paró un segundo, frío y calor todo junto. Melisa cerró su celular, y guardó en un bolsillo un papelito.
- ¿Puedo entrar? me dijo.
Yo sólo me hice a un lado y para hacerle lugar.
- ¿Qué es esto Melisa? ¿A qué querés jugar? le dije haciéndome la recia y con temblor en mis piernas.
- No es un juego, es lo que siento.
- Vos estás completamente...
- ¿Loca? Quizá. Eso es lo que me despertás. Locura.
Se sentó en ese sofá que tantas veces nos hamacó, se sacó su campera vaquera y se quedó en una camina que me sonaba conocida. Sí, así estaba vestida cuando nos conocimos.
- ¿Es loco querer estar acá con vos y cuando vuelvo a París con ella? me preguntó.
- Creo que sí, no es así...
- ¿No es así qué? Sonaba tan pero tan segura que me iba desmantelando, me iba dejando sin palabras.
- No sé Melisa, es una gran mezcla lo que siento.
- ¿Y dónde lo sentís? En el cuerpo o adentro.
Me la quedé mirando, directo a los ojos, llorando: “Vos ya lo sabés. Es por dentro por fuera, como un aura. Mierda, te amo pendeja del diablo.”
Se me acercó y abrazó muy fuerte, me besó, me fue desnudando, me fue haciendo el amor como cuando... como... ahora. No había pasada, nada de nada.
Se quedó en casa desde anoche hasta hace un rato ¿qué hizo con la francesa? No lo sé y ni se lo pregunté.
Su pregunta es muy directa, como su propuesta: cuando ella esté acá, quiere estar conmigo. ¿Y yo? le pregunté, qué haré cuando vos estés allá?
- Lo que vos quieras, ya somos grandes, pero no quiero fingir, cuando esté en Santa Lucía, que no quiero verte, que no me importás.
- No sé, no es justo.
- Para quién, E., para quién no es justo? me dijo, besándome de nuevo, dándome vueltas en la cama como un trompo, haciéndome respirar, vivir de nuevo.
- ¿Amante de mi pareja? ¿Amante de una amante? pensé en voz alta.
- Ay! ponele el nombre que quieras pero no quieras que me aleje estando acá: no quiero, no puedo.
Así estuvimos. Así nos dormimos y amamos y comimos, y jugamos con la gata, y le mostré mis poemas. Un domingo que brilla raro. Un domingo donde el corazón me late y late y no baja su velocidad.
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6 comentarios:
el amor vivie dentro...un abrazo y felicidades
¿Hay reglas en la vida? ¿En el amor? No lo sé, las reglas podemos dejar que nos las pongan o ponerlas nosotras. Quixás sea raro tu arreglo con Melisa, mejor dicho poco convencional.. pero es vuestro.. si eso es lo que queréis no me parece uqe esté ni bien ni mal mientras a vosotras os sirva, os ayude a crecer.. Yo me alegro por vos si te sientes viva.. Un beso.
me acabo de enterar que la lesbiana argentina es una blogonovela, con razón se lee así, ninguna vida es tan entretenida... ¿
Una vedette-filósofa de mi país dijo una frase célebre:
Vive la vida, no dejes que ella te viva.
VIVE.
uh, qué golpe de efecto lo del tele´fono, la carta, la puertaaa!!
Dime, Melissa es menorq ue tu? o por ahi van las dos???. Mira mija tu debes tener las riendas la proxima vez cuandoo en el amor de cama se trate. saludosssss
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