sábado, febrero 18, 2006

Elvira las junta....

Si el pez por la boca muere, una lesbiana por otra muere, y si son dos, peor. Lo de anoche fue demasiado, para mi pobre alma. Demasiado ¿para mi orgullo? No sé.
A ver, recapitulemos. Ayer recibí un mensaje de Lucrecia: “Estoy en Santa Lucía. Stop. Quiero verte. Stop. Cómo hacemos. Stop. Besos, la sirenita. Stop”. Yo me quedé fría, era toda una sorpresa. Decidí mandarle un mensaje y decirle que la esperaba en “La mariposa”, ya que tenía allí programada una cena. La misma era con Roberto, y otros amigos de ellos, quizá iría Melisa, que andaba despidiendo a su francesa, que días atrás la había dejado para conocer Buenos Aires.
Bueno, yo estaba allí, nerviosa esperando a Lucrecia, que llegó bien puntual. El gin tonic sin nada en el estómago ya me estaba haciendo efecto. La cuestión es que casi a los postres, recibí por debajo de la mesa una pata de Roberto que casi me deja renga: en el instante que me pateaba, Melisa entraba al bar.
- Hola, hola gente!!! aceptan a una soltera por unos meses!!!, dijo acercándose a la mesa, y encajándome un chupón de aquellos.
- Claro que sí borrega, dijo Roberto, levantàndose con todas sus plumas, yendo a buscar algo para tomar.
Cuando Melisa se sentó se percato de la presencia de Lucrecia:
- Hola, soy Melisa, y vos?
- Hola, qué tal. Yo soy Lucrecia, también soltera, dijo sonriéndose.
A mí el panqueque con dulce de leche me quemaba en la garganta, cuando escuché que Roberto me llamaba desde la cocina.
Indecisa, fui. Dejaba a las dos mujeres solas, pero rodeadas de muchachos que ya estaban en otra.
- ¿Qué vas hacer? me preguntó Robert.
- Ni idea. Mientras le dije eso me asomé por una ventanita, y vi, no hubiera querido, pero vi “la mirada”.
- Me parece que yo no haré nada, como buena nona.
- Andá a cagar, me dijo R.
- Miralas, le dije.
- No se puede creer, ni vos ni M. tienen paz.
- Ella es la que no la tiene y la otra tampoco.
- Repito, ¿qué harás?
- No sé, Lucrecia está en el Hotel de los Gómez, y M. seguro viene para casa. Pero ahora no sé.
La cuestión es que volvimos a la mesa, y el aire se podía cortar con un alfiler. Terminamos los postres, nos fuimos despidiendo, y para mi sorpresa tanto Melisa como Lucrecia querían ir a un boliche a bailar, junto con los chicos. Y fueron.
Hasta ahora no sé nada de ellas, Roberto tampoco.
Y me digo: Elvira, mordete la lengua y morí.


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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Si...si juntarlas debe haber sido una de las ideas mas brillantes que habrás tenido.

Te mereces un Nobel!

No se trata de ocultar, sino de sanidad mental para las 3 ¿Te suena el concepto?

Anónimo dijo...

Ya empiezan los que pontifican... Mi dios!

Besos linda, y espero que lo hagan de a tres, si bien tu tienes una teoría al respecto, si mal no lo recuerdo.

El látigo

Miss Wakami dijo...

jejeje...tu y el pato lucas...besos

Anónimo dijo...

oye...¡que barbaro! no...jajaaj...lo siento pero no es para reirse por lo que te toca...un beso...la solución mañana.

Anónimo dijo...

pues ya vas con el trio

Anónimo dijo...

Vaya,que mal...Lo siento.No dejes de escribir,enganchas mucho,ahora mas que nunca es cuando debes hacerlo.Un saludo desde Barcelona,España