Creo que nunca me había; seguro que nunca me había pasado con una mujer hétero o que venía de todo una vida de estar con hombres.
Tuvimos que encontrarnos. Tuvimos que estar juntas, tuvimos que coger, que hacer el amor, que llorar y gritarnos y susurrarnos.
Tuvimos que estar allí, juntas, porque hacia la tarde, a ambas, todo esto se nos fue haciendo insoportable.
Tuvimos que estar para poder “comprender” lo que no podemos comprender, ni poner nombre. Es raro como algunas cosas, que ya son conocidas, no pueden ser nombradas, porque los nombres tradicionales ya no las dicen del todo.
¿Amantazgo? no. ¿Trampa? no. ¿Calentura? no. ¿Encaprichamiento? no.
Explotamos, volamos; nos deshicimos juntas.
Leche de madre selva en la cueva del gozo. La literatura, no puede con esto.
domingo, octubre 16, 2005
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2 comentarios:
No hace falta, entonces, ponerle nombres.. Quizás sólo haya que sentirlo..
Y bue... a ver en que termina todo esto. Marina ya conquisto a Jenny, ahora solo falta que Tim se de por enterado. UMMMMMMMM pues veamos.
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