viernes, noviembre 18, 2005

Looking back in anger

Doy asco. No pude dormir y no pude dejar de llorar. Tengo una ojeras terribles y lo ojos como inyectados, me duele el pezón del piercing y no paro de fumar.
Le pedí a Melisa que me dejara sola, es decir que anoche fue a su al depto que compartía en su momento con su amigo Carlos.
Esta mañana me levanté muy temprano y me fui caminando al otro lado de la ciudad, a la casa en donde nací. Allí está , intacta a pesar de los años pasados. No decido qué hacer: si la vendo, si la alquilo. Allí está. ¿Cuánto hace que no entro? ¿Diez años? Los impuestos y papeles los mandan a mi oficina.
Saco la llave y me doy cuenta de que la cerradura es un nidito de araña. Una pajita del suelo me ayuda a limpiarla. La puerta cede al rato, y revolotean algunos pájaros. No quiero saber de qué se trata.
Antes de entrar siento que alguien me saluda desde atrás: Hola ...! conoce mi nombre quien lo hace. Me doy vuelta y es doña Herminia, una vieja vecina.
- Qué grande que estás, nena! ¿A dónde te habías ido?
- A sólo 70 cuadras!
- Ja ja, siempre la misma chistosa. Qué gusto me da verte. ¿Vas a vender?
- Ni idea. Vine para ver que no se esté cayendo abajo.
- No, para nada. Yo que estoy al lado te lo puedo garantir. Hasta el Pepe, mi hijo, (te acordás de él) se pasa de vez en cuando y corta la parra cuando se va en vicio.
- Gracias, dije algo molesta sabiendo que otra gente sí entraba acá.
- Querés que te acompañe, nena?
- No, gracias doña Herminia, cualquier cosa le aviso.
- Bueno, pasate después, si querés.

Por fin silencio. Esto era el Hall, me digo, lo recuerdo bien, si bien ahora está vacío; y las dos piezas que lo flanqueaban. Trato de pasar al primer patio. Imposible. Una mata de plantas, lo que intuyo una selva, no me deja pasar.
Debo agarrar por lo que fuera el comedor grande. La araña de cien caireles aún cuelga allí, medio desvencijada.
No puedo, no puedo seguir adelante. Es una especie de tunel del tiempo. Vuelvo sobre mis pasos, y salgo corriendo. Cierro la puerta con cuidado, y cuando me doy vuelta, un grandote con olor a transpiración casi se choca conmigo.
- Hola piba, qué “ashé”. La vieja que dijo que estabas acá. Yo no me lo podía creer. La princesita de la cuadra...
- Hola Pepe. Tengo que irme. Ya nos veremos, seguro.
- ¿Vas a vender?
- Chau!

Caminé y caminé y caminé. En el morral tengo el sobre que aún no abrí. La llamé a Ofelia y le dije que me tomo unos días y que sólo me avise cosas muy urgentes. Mientras andaba disparada por la ciudad me crucé con Melisa que iba a comprar unas cosas a un super. Me abrazo fuerte y me dijo que no le gustaba mi cara, que me notaba pálida.
- Si querés después voy y te hago de comer.
- Gracias amor, pero estoy bien. Quizá esta noche. Sí, pasá esta noche.

7 comentarios:

unamorsa dijo...

en cierta forma se lo que estas pasando y por eso te doy, además de un beso y un abrazo, un consejo: pasa tiempo con melisa si te hace sentir bien, distraete un poco.
Cuidate mucho y espero de todo corazon que todo salga bien para ti.

Anónimo dijo...

Deseo de todo corazón que hayas pasado la noche con Melisa, es la única que te puede hacer salir del tunel...la Felicidad la tienes en tus manos...no te dejes vencer por el pasado...y ama....ama que es lo único que nos sana...ama todo lo pasado...ama porque eso nadie te lo puede cambiar, a ver quien te puede a ti quitar el amar...todo....todo....y el encuentro con Melisa te dará alas.
Un abrazo en la ternura de esta comunicación que nos hace tener en vilo.
Un beso
Joana (ficticio)

Unknown dijo...

Siempre es raro volver a los sitios que rodearonnuestra infancia. El pasado.. Pero la schicas tienen razón, todo eso forma parte de pasado y tienes que seguir adelante.

Deja que Melisa te cuide un poco el corazón ahora que lo necesitas.

Un beso.

Tu conciencia dijo...

No hay presente si no afrontamos el pasado -distinto a enfrentar-, no es quedarse en lo que nos hizo, sino, traducirlo, difgerirlo, comprenderlo y seguir adelante.
Los griegos decían que tenemos todas las herramientas para crecer, pero es tarea de cada cual aprender a usarlas. Y en ese ensayo-error, vamos comprendiendo.
La instrospección es buena como estación, pero no como fin de la travesía.
Todo, a su justa dósis.
Fuerza

Anónimo dijo...

Siempre te leo, y solo ahora me animo a escribir,para que recibas mi apoyo en este dificil trance que toca asumir. Fuerza desde este rincón peruano y tienes suerte de tener a Melisa a tu lado

VIOLETA dijo...

fuerza...fuerza y ¡FUERZA!

Mr Montoto dijo...

Mmm, Empezá la revolucion desde tu cama; pero, eso si, nunca le vendas el alma a una banda de rock.