jueves, noviembre 10, 2005

Más sobre el amor sin remedio

Ayer quería escribir otra cosa cuando empecé con lo de canción de Mecano, pero la realidad se me imponía.
Fui dejando mis ganas de escribir para más tarde, y bueno, aquí estoy, a la hora de las brujas, sola, con Natalie Barney en mis pies, y un cigarrillo humeando el ambiente.
Quería escribir de la fuerza que emanan dos mujeres juntas, dos mujeres que se aman. Sé, y lo sé muy bien, que no somos santas, no somos las buenas de las películas por ser lesbianas, que podemos ser violentas con nuestras parejas, y que es muy difícil llegar a reconocer la violencia doméstica entre mujeres, pero más allá de ese lado de la realidad, de las posibles realidades cotidianas, si das con una mujer en que la violencia no exista, con la que puedas entablar otro tipo de relación, lo mágico sucede. Y sólo puedo llamarlo, mágico. Quizá no es la palabra, pero es la que a mí me sale. Mágico y salvaje. Mágico, salvaje y terrenal.
Miro la voluta de humo y me hace llegar bien lejos, me lleva a la zona de los recuerdos, de mi juventud, de mis locuras. Veo los rostros de las mujeres que amé, de aquellas que verdaderamente me amaron; veo a mis primeros amores, platónicos of course; siento de nuevo el gusto del primer beso, la primera caricia. Zona peligrosa la del recuerdo: allí estamos como desnudas, vulnerables: allí están todas nuestras amantes y pueden con nosotras.
El amor sin remedio que remedió nuestras vidas, nuestras horas. La pasión que curó heridas, que abrió otras. El remedio del amor pasión en la lengua de aquella que supo hacer danza en tu sexo seco húmedo, cueva de placer, cueva de nacimiento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si bien no es la primera vez que entro en tu espacio abierto, sí lo eésta en que te escribo para decirte que me gusta; y que me gustó mucho tu prosa poética llena de ternura y energía desplegadas en el amor irremediable.
Saludos,
angel

Anónimo dijo...

Muy bueno. "No me canso de leerte"