Eso es todo lo que puedo decir. No hay remedio. No hay remedio para el deseo. No hay posibilidad de retorno para la locura de besar sus labios, sus senos; de oirla leer un poema y enloquecerme.
Eso es todo lo que puedo decir en mi defensa, pero como ya se sabe, todo lo que digo será usado en mi contra. Pero como ya perdí el juicio, mucho no me preocupo.
Ella, Andrea, es una especie de grano de pimienta, creo que ya lo dije. Y me sacude y me quema. Cuando ayer la llamé me pidió por favor que nos viéramos, y así quedamos. Yo fui a su depto después de comer con Sara.
Yo hubiera preferido un lugar neutro, pero fue allí. La piba está en su búsqueda personal, y también se deja guiar por su deseo.
La cuestión es que dejó a su chico, no por mí (toda una suerte para después no sufrir más reclamos inncesarios) sino porque quiere ver cómo se siente lejos de él, y estando con mujeres... Ese plural me incluye, pero no quise preguntar si ese plural es pensando en el futuro, o si ya tuvo otra experiencia en estos días, con otra mujer.
No digo que no me interese, pero tampoco me quita el sueño. Un poco de pasión por la pasión misma viene bien. Pero hay algo alllí... No. Mejor paro aquí antes de darme manija. Antes de engancharme mal o engancharme.
¿Melisa? No sé. Creo que si algo puede quedar es una amistad. Lo siento así, y sospecho que ella también. Sigue con esa persona que conoció, no me dice cómo sigue, pero en sus comentarios, cada dos por tres la nombra. ¿Me duele? Sí, un poco, pero no tengo derechos a hacer reclamos. Ella tampoco los hace. Creo que en eso hemos crecido. Sin embargo y más allá de todo, siento que la amo.
A veces me quedo con la mirada perdida por allí y recuerdo cómo la conocí, cómo vine a descubrir que yo le gustaba desde hacía un tiempo; recuerdo nuestros primeros encuentros entre culinarios y amorosos. Recuerdo la pasión, esa pasión, su libertad de movimiento, su celo de perra en celo. Es hermosa, y peligrosa, y dulce, y mierda, cómo la extraño.
¿Debo confesarme? Está bien, acá va: la amo. La amo con cada poro de mi cuerpo, con cada célula, con cada pensamiento. ¿Por qué no estoy en París con ella? ¿Por qué no vuelo hacia ella? Porque sería arruinar el gran paisaje del amor. Porque sería romper un pacto que hicimos, darnos tiempo, ver qué pasa, qué queremos de nuestras vidas y qué quiere una de la otra o con la otra.
No, no hay remedio para el deseo, y menos para el amor, salvo tirarse de cabeza en él, desnucarse en él, hundirse.
El piercing es para ella, ese dolor es para ella; esto que queda de mí en brazos y lengua de otra es para ella. Mi diosa, mi estrella.
martes, noviembre 08, 2005
No hay remedio para el deseo
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6 comentarios:
creo que me pasa lo mismo con alguien
There was never any more inception than there is now, nor any more youth or age than there is now, and will never be any more perfection than there is now, nor any more heaven or hell than there is now.
Walt Whitman.
Un regalo, lindo tenerte de vuelta.
Siempre hay alguien a quien se ama en lejanía; otro en carne y uno en fantasía.
La mezcla de ellos;
el amor.
Sin apellidos, solo amor.
Wow. Me quedé para adentro con esta entrada. Que apasionado, que sincero y que brutal lo que escribes.
Y hermoso.
Me gustaría haber podido ser tan brutalmente honesta, tan sincera conmigo misma y con mis sentimientos cuando estuve en una situación similar, intensa, confusa.
Me gusta la forma en que tú lo llevas. Sin culpas. Sin mentiras. Con el corazón y el deseo como timón.
No estoy deacuerdo con mi "tu conciencia". hay que vivirse lo que se tiene no alimentar fantasias que pueden llegar a dolernos en silencio, entristecernos y hacernos alejar -perder- de nuestra realidad. Hace cuanto estas sin ella? hace cuanto estas siendo respetuosa y consdecendiente con ese pacto a la distancia??? y SI NUNCA MÁS????? jamás!!!!!! la vuelves a tener a tu lado por el respeto??? se egoísta en esto, piensa en tí....buscala, déjale en claro tu amor...ella fue tu realidad, tu cotidianidad tu otro yo...eso pesa más en la balanza q las fantasias eróticas y fantasticas con amantes imaginadas.
Caramba, con sinceridad, es lo más romántico que he leído últimamente
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