martes, diciembre 20, 2005

Dos mujeres de una misma generación

Recién ayer lunes, por la mañana, volví a casa. Volví, puedo decir, renovada. Si miro para atrás, en todos estos meses, he vivido cosas muy fuertes, muchas emociones, mucho apasionamiento.
Una mujer, muy joven, me dio vuelta mi vida, el mundo, y a su manera, y a la lejanía lo sigue haciendo. Hablo de Melisa.
Pero desde hace unas semanas, la aparición de Bárbara, fue como una especie de bálsamo. Es otra cosa, y no quiero comparar.
Tampoco quiero decir que pasé un un día y medio como hacía mucho que no lo pasaba, pero sí fue muy cercano a los primeros momentos con M. Quizá eso tenga que ver con ¿la pasión? No lo sé, no lo quiero hacer tan racional. Sé que con Bárbara funcionamos, tenemos cosas en común, y estamos más cercanas en edad. No quiero hacer de esto un tema, no en este momento.
Creo que la cuestión pasa porque ella está aquí, ahora. Ahh, yo que amo las palabras, que las necesito, que son parte fundamental de mi mundo, me quedé sin palabras para describir el domingo pasado, para poder describir las puertas del cielo y un jardín por donde me llevaron.
Creo que no quedó un recoveco de mi cuerpo sin ser besado, lamido, llevado hasta el estallido. Pero esto suena muy terrenal, hasta muy soft. Y tampoco quiero tirarme de cabeza, no quiero jugarme todas las fichas, es un umbral. Es eso. La punta del iceberg.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola pasaba por aqui, como siempre leyendo la apasionante novela de tu vida. HE

Anónimo dijo...

Siento que se acabara tu fin de semana pero no sabes cómo me alegra encontrar un nuevo post. Por supuesto ya tienes mi voto.
Y si yo fuera B. te contestaría también con la Rich: Pase lo que pase, vivirá en mí tu cuerpo.

Elvira P. dijo...

Eres una buena lectora, Aseklu.

unamorsa dijo...

Absurdo. Simplemente absurdo. Cuando la felicidad y la tranquilidad son así de grandes, y aún así sabes que es la punta del iceberg, es absurdo. Qué envidia...pero me alegro por ti.