Me doy cuenta que la lejanía no le hace bien a M., y que tampoco se banca del todo estar con otra persona allá.
Sé que en esta oportunidad no debe ser fácil, ya que esa persona se accidentó, pero no tiene ningún derecho de llamarme a cualquier hora y volver con esa cantinela histérica. Me duele muchísimo decir esto sobre una actitud de M., pero no puedo llamarlo de otra forma.
Hoy hablé mucho con Amanda, y ella me hizo reflexionar, ponerme del lado de Melisa, pero eso no me convence.
Estuve a punto de mandarla a la mierda un par de veces cuando hoy llamó. Sí, no es una llamada por día, son como dos o tres y hasta mails incoherentes. Me da miedo a la vez sentirla de esa forma, me preocupa. Realmente no sé qué le pudo pasar en estas semanas, y qué desató en ella el accidente de la otra chica.
Su voz me taladra, y me taladra, y no puedo recuperar el dejo amoroso que suele tener, la vieja Melisa de todo este tiempo, incluso con nuestras idas y venidas.
Siento, muy adentro, que voy levantando el ancla, que quiero alejarme. No me es fácil.
viernes, diciembre 16, 2005
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3 comentarios:
debes de tener paciencia....está nerviosaporue no se sabe desenvolver en lo que le ha tocado y te necesita...paciencia...
un beso
"Eros incombatible en la batalla"...
Un saludo. Hace algún tiempo que te leo. A mí también me inspira tranquilidad.
es facil alejarse cuando ya no es comodo estar con el otro...
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