Desde el pasillo se podía escuchar música: “Sweet home Alabama”, cantada por Jewel. El tema parecía pegarme directo en la panza. Decidí fumarme un cigarrillo sentada en la escalera antes de golpear. Era cerca del mediodía. Cuando terminó Jewel sonó James Brown, “I feel good”. Tomé una larga inhalación y decidí golpear la puerta. La música (ahora Bruce Springteen) disminuyó un poco, y entonces la puerta se abrió.
- Hola, me dijo Melisa. Creí que ya no venías.
- Hola. Es que tenía otras cosas que hacer antes de venir.
- Pero bueno, ya estás acá.
El departamento parecía estar distinto y se lo dije. Es que lo están arreglando para alquilarlo, ya que Carlos se va y Melisa que no vive allí no lo puede bancar sola.
- Como lo ponemos en alquiler, quería invitarte a comer acá por última vez. Es como cerrar un ciclo, entendés.
- Sí, muy bien, Meli.
La otra noche de la película no había notado que estaba más delgada, y con cara de cansada. Mientras la miraba ella cocinaba y me dijo que pusiera la música que quisiera.
- Te pido disculpas por lo del otro día. Yo no tenía idea de que irías a ver la película, me dijo y el CD que yo sostenía casi se me cae.
Me la quedé mirando: “Vos sabés que trato de ir a lo que hacen los chicos. De hecho por vos los conocí”.
- Si, lo sé. Pero lo último que hubiera querido es que me vieras con Silvia. Te puede parece raro esto, esta confesión.
- Sí, un poco rara, pero me parece que condice con lo rara que somos nosotras, y no solamente vos, le dije sonriendo y encendiendo otro pucho.
Se me acercó y me dijo: ¿Puedo? y me abrazó fuerte, no sé cuánto tiempo estuvimos allí paradas, abrazadas. Se separó un poco y la vi secarse los ojos. “Disculpame”, me dijo, no quería llorar, pero bueno, me salió.
- No me pidas disculpas por eso, por favor!
- Mejor sigo preparando este espaguetis, me sonrió.
- Ok. Meli, ¿seguís jugando a las máquinas? ¿Al pinball? le pregunté recordando la primera vez que la vi; recordando el tugurio en el que estábamos antes de venir acá por primera vez.
- No, Elvira, no tengo mucho tiempo. Con lo de mi viejo estoy corriendo todo el día, trato de ponerme las pilas para encontrar una beca que me calce y bueno así.
- Me imagino que en el “bueno así” está incluida esta mujer, ¿no?
- Uy! te salió del alma, “esta mujer”.
- Bueno, qué querés!
- ¿Querés saberlo? me miró muy fijo.
- No ahora, tengo hambre.
- Ya va, faltan unos minutos para la salsa. Y no te vas a sacar esa gorrita? Raro en voz algo en la cabeza...
Cuando iba a seguir me miro más fijo: ¿Vos te hiciste algo? Cuando te abracé no te miré para arriba.... No, Elvira, no podés haberte... Vino casi corriendo y me sacó la gorrita.
- Te pelaste!!!! Elvira P. se peló! ¿Cuándo??? No paraba de pasarme la mano por la parte de atrás de la cabeza, suavemente.
- Esperá que me hacés cosquillas, le dije.
- Estás, cómo te diría? Perversamente hermosa. esa pelada acentúa tu mirada.
Yo no sabía dónde meterme y no había mucho lugar.
La fui empujando hacia la cocinita para que terminara de comer; pudimos comer hablando de casi nada importante, una puesta al día de cosas inútiles. Sospecho que todas las ex que nos volvemos a encontrar después de un tiempo hacemos eso.
- Y ¿de esa mujer qué me podés contar? quise saber.
Melisa me miró como sólo ella sabe: “No quiero hablar de eso ahora”. Le hice un gesto como diciéndole, bueno después, pero quiero saber.
Ella se levantó, dejó los platos en la mesada, y se paró detrás mío. Cuando quise darme vuelta, me dijo: “No, quedate así”. Tenía sus manos en mi cabeza, y las pasaba suave. De golpe sentí su respiración en la base de la nuca. Parecía soplar, pero no. Me quise mover y sus manos me detuvieron apoyándose firmes en mis hombros. Sentí, percibí su lengua, que empezaba a subir por la nuca...
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miércoles, septiembre 20, 2006
Brilla tú diamante loco (I)
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9 comentarios:
Absolutamente maravilloso!!!!!!!!
Mejor que cualquier novela de la tv.
Nooooo!!!, no podes haber cortado tu relato ahi! hay continuación?
¿Y fue el principio del fin?...
¡Brutal!, yo de esto no me despego.
¿Por qué no te gusta, Pelada?
La bichi, fascinada con esto.
El título es un temazo de Pink Floyd :p
jajaja... veremos cómo sigue
Obvio, obvio, obvio. La regla de oro de toda lesbiana es "no des la espalda en la cocina, a menos que quieras que te trinquen".
Ahhhh, me extraña araña...
uhhh posta es una novela ,me encanta como escribiss
besos a vos y las chicas que tambien postan :)
bueno, creo que todos esperabamos el regreso de ella, el remolino de los dias, y las decisiones sabias o irracionales: que son exactamente lo mismo.
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