Ayer, cuando salí de trabajar, en vez de cumplir con mi ritual capuccino me encaminé hacia el laburo de Melisa. Tenía mucho curiosidad de conocerlo.
Ella trabaja en una librería de usados y ocasión que tiene el baudeleriano nombre de “El albatros”; mientras tanto intenta ir consiguiendo trabajos relacionados con el diseño.
El lugar me gustó mucho. Ese aroma de papel y madera. Se puede decir que tiene onda. Los dueños son dos amigos gays de Melisa.
Estaba uno de ellos, que cuando me vio entrar (yo me había quedado mirando unos libros en la vidriera), exclamó: “Es ella. Seguro que es tu novia”. Esa frase me trajo temporariamente recuerdos de una noche que prefiero olvidar.
- Sí, es ella- dijo Melisa viniendo a mi encuentro.
- Hola amor, te presento a Roberto. Roberto te presento a ...
- Encantada, dije.
- Encantada, dijo. Ay sí, soy así, una loca que prefiere hablar en femenino.
Todas nos reíamos un rato, y para mi sorpresa (no sé bien por qué) Roberto comenzó a recitar un poema de Perlongher.
Nos quedamos charlando los tres, tomamos un café, hasta que R. se fue. Nos dejó solas y me puse a mirar qué había de bueno por allí. Cómo estaba armada, es decir, secciones, etc. Me gustan mucho los libros. Me siento que respiro entre ellos.
Melisa parece moverse como pez en el agua también. Entraron dos personas y a ambas les vendió varios títulos. Este era todo un lado suyo que desconocía. Fue como agregar una pieza la rompecabezas.
Estaba muy linda: de jeans, con una camisa tipo leñadora (qué vieja, no? para las referencias), como un pañuelito al cuello de color violeta, y ahh, ese perfume que me vuelve loca: Dune.
- Qué sorpresa el que hayas venido. Ya te estaba por mandar una invitación.
- No seas exagerada. Hace poco que nos conocemos, poco que salimos, poco que nos peleamos, poco que nos reconciliamos. ¿Qué más querés?
- A vos. Todo el tiempo a vos -se acercó y me dio un beso de lengua que me dejó... así.
- ¿Nos vemos esta noche?, le pregunté.
- Sí. Pasa a buscar las cosas por mi casa y voy.
- Te espero. Pero venite comida, no hay nada de nada en la heladera.
- Ok. Así será.
Aprovecho ahora que se está duchando. Escucho el agua caer sobre su cuerpo, el aroma del jabón; un poco del vino y del sahumerio que encendimos y bebimos me está dando ganas de, bueno, ir a ducharme, o directo a la cama. Y no sé.
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5 comentarios:
Hola! Yo soy les también.
Me gusta tu blog.
a! también me gusta el rock.
chau!
Melisa tiene el encanto en que se deja llevar, considérate afortunada por tenerla a su lado, desde que estás con ella tus posts son más "jóvenes". Te sigo.
Creo que en el mundo de verdad mi tórtola, tu Melisa, tú y yo nos haríamos buenas amigas entre tazas de café y buenos libros....
bueno bueno!! tu novia tiene un encanto indudable... y a ti se te cae la baba con ella, q m has salpicado y todo!!!
ah, x curiosidad.. sabe ella de este blog?
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