jueves, mayo 05, 2005

Yerra

Es como cuando te queman o te quemás, cuando te hacés un corte muy profundo: quizá la piel se pega, se vuelve a unir, pero queda una marca, una señal para recordarte qué pasó ese día o determinada noche.

¿Por qué yerra? Por que se la hacen (la marca) a un animal acorralado, y es una marca de pertenencia, al menos temporal: hasta que se morfen al bicho.

Marca en el cuerpo, en la voz, en los dedos amarillos por el tabaco. En el esfuerzo que puede resultar tratar de cruzar nuevamente el puente, pero sin la magia de la primera vez.

El dolor desnuda y lo que muestra es lo que seremos cuando haya sólo cenizas: una nada que intentamos vestir, maquillar, reconocer a ciegas en ciegas noches de amor o de alcohol.

La escupida, para arriba, del amor. El odio a una misma en el desamor. La sucia y a veces innecesaria parafernalia de la reconciliación: ¿me perdonás? ¿todavía me querés? ¿no ves que sos la única?.

No. No caímos en eso. Escupimos ácido en las heridas, quizá no las actuales. Más viejas. Las más mías. El sarcasmo de la sabiduría en boca de una niña.

¿Habrá pañales geriátricos mentales?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente.

Esta tortilla salió picante y sabrosa.