miércoles, abril 27, 2005

Mostrame tu piercing y te diré quién eres

La razón de su llamado me sonó extraña, quería averiguar precios de máquinas, porque desde siempre se quiere comprar una.
Me preguntó si tenía tiempo, ella estaba en un lugar que creía me gustaría, con varias máquinas, me dijo.
Le dije que sí, en una hora estaría por allí.
Lo que me imaginaba: un tugurio. Lleno de humo, hard rock y muchos tipos, pero muchos tipos.
Era increíble ver con qué naturalidad se movía ella en ese océano humano.
Después de mucho tiempo jugué yo en el Dr. Who, y realmente no me fue muy bien. Melisa se reía y brindábamos con bocks.

- Tengo hambre, dijo.
- Vamos por allí para comer algo entonces. Yo tampoco cené.

No muy lejos de allí nos sentamos. Un bar más tranquilo y hasta más cálido.
Charlamos de todo un poco. Lo que estudia: diseño gráfico, que se quiere ir del país.
Por mi parte tuve que contestar más preguntas. Y cuando le dije que era lesbiana se me quedó mirando muy fijo. Melisa me había preguntado qué opinaba mi esposo de tal cosa.

-¿Esposo?
- Sí, esposo.
- ¿Quién te dijo que yo estaría casada?
- Sara.
- Ah. No, para nada. Soy lesbiana.

Mirada intensa. Contraataque:

- ¿Y tu novio? ¿qué piensa sobre tus ganas de irte?
- ¿Novio?
- Me lo dijo Amanda.
- ¿Carlos? Es un puto bárbaro. Yo le hago un favor y él otro a mí, y así nos dejan en paz: que con quién salís, y esas cosas. Mis viejos lo aman y su madre a mí.

- Es decir que...
- Lesbiana también.

Ella se tenía que levantar temprano para ir a la Facultad, yo por mi laburo.

- Podemos tomar un café en lo de Carlos, si querés. Queda a dos cuadras.
- Dale.

Mientras íbamos caminando trataba de armar todo en mi cabeza y no podía. La película iba un poco más rápido que la mano o visión de la directora.
Llegamos al típico depto. de un ambiente. Lo indispensable para poder tener un lugar de encuentro, y de “estudio” diría ella luego.

No puedo decir claramente quién empezó. Pero juraría que fue ella, tratando de hacerme cosquillas desde atrás, y apretándome la cintura, y llevándome hasta el sillón.
Me abrió despacio la camisa que llevaba. Deleitándose en esa lentitud. Y mirándome muy fijo. Hacía tiempo que no veía una mirada tan intensa.
Y se quedó allí por un tiempo ¿infinito? Jugó con mis pechos y no sé qué hizo en mis pezones con el piercing de su boca. Pero de ellos sacó lo mejor.
Besarla fue toda una experiencia con ese intruso allí.

9 comentarios:

Griselda García dijo...

guau
guau
guau
tu si que no decepcionas a tus lectoras, mi querida!
muy bien!

Anónimo dijo...

mmmmmm ¡qué bonita historia...
Saludos desde Madrid!

Laura A. dijo...

ese piercing en tu
ombligo
haciendo burla a mi
deseo

Mathilde Kiedis dijo...

los besos con piercing de por medio son muy ricos.
saludos

Irrlivre dijo...

Epa!

Muy bien LLA, me alegro mucho de tu nueva experiencia con piercing ;-)

Y que sigan los encuentros!!!

chin, chin!

Elvira P. dijo...

Yo me pregunto ¿ustedes están más locas que yo, no?
Gracias por el apoyo espirtual chicas!

Unknown dijo...

qué cosas.. ejem, tan interesantes te pasan.. detalles, quiero detalles!!

Ann dijo...

no me gustan lo piercing, y con lo arrebatada que soy en "esos momentos" si me hubiese pasado lo que a vos, LLA, estaría internada con un aro atravesado en mi garganta...

Anónimo dijo...

Quiero mas detalles !!!!!. Bien ahi !!!